La mega capital de Corea del Sur es también un buen lugar para conocer en profundidad su historia. No sólo por los museos, sino porque la ultima dinastía real de estos pagos dejó un tendal de Palacios en Seúl que se pueden visitar hoy en día. La Dinastía Joseon se extendió desde finales del siglo XIV hasta principios del siglo XX. En ese periodo la historia coreana sufrió varias invasiones y guerras, y algún que otro desastre natural, lo que hizo que los gigantescos palacios se destruyeran y reconstruyeran varias veces. También por el tipo de construcción, incluso se podían trasladar salones enteros desde un predio a otro. Hoy se pueden visitar en Seúl cuatro palacios y un santuario.

Palacio Changdeokgung y el Jardin Secreto

Este palacio fue reconstruido en 1610, luego de la destrucción en la invasión japonesa, y fue el palacio principal durante más de 250 años. Está muy bien preservado para poder apreciar los detalles de la arquitectura de la época, pero sin dudas el mayor atractivo es el paseo por el Jardín Secreto.

El lugar especial donde la familia real y sus invitados pasaban sus momentos de ocio es gigante en extensión, y muy bello. Salones especiales de descanso y recreación sobre los estanques, monolitos y compuertas de piedra tallada, decorados con mucha simbología alusiva a la longevidad (por ejemplos: los pinos, los ciervos, las tortugas) y la prosperidad (los murciélagos!), que se ve eran los mayores anhelos de los sucesivos reyes.

Estanque del Jardín Secreto

Palacio Gyeongbokgung

Fue el primer palacio de la dinastía Joseon, levantado en el año 1395 en la entonces llamada Hanyang (hoy, Seúl). Los japoneses lo destruyeron dos veces, con lo que hoy se visita la última restauración que comenzó en 1990.

Dos cosas llamaron especialmente mi atención aquí: la biblioteca, un salón cubierto de libros y con un gran espacio (y hermoso contexto) para leer por horas; y la ceremonia del cambio de guardia, una actuación por supuesto, que busca recrear los pasos de la real, como para tener una idea de lo que se vivía en estos enormes espacios. Los libros auténticos de la colección de los reyes se guardan en el archivo histórico de la Universidad de Seúl, y actualmente en la biblioteca se encuentra otro tipo de material, muy interesante también sobre la historia política y artística del país, incluyendo varias obras traducidas a distintos idiomas.

Dramatización del cambio de guardia en la puerta principal

Palacio Deoksugung

Se creó originalmente como residencia del Príncipe Wolsan en el siglo XV, pero con las sucesivas destrucciones de los palacios principales, más de una vez sirvió de residencia oficial de algún rey o lugar de coronación y actos principales.

Es mas pequeño que los anteriores, y tiene algunos toques modernos, ya que el último emperador que rigió busco tener relaciones internacionales con otros imperios, contratando arquitectos británicos, rusos y griegos para construir algunos edificios especiales que se ven mezclados con la arquitectura tradicional coreana.

[divider]DATOS UTILES[/divider]

Visitar estos tres palacios, mas el Palacio Changgyeonggung y el Santuario Jongmyo (que no visitamos nosotros) cuesta en total 14000w si lo haces por separado. Una opción para reducir este presupuesto es el Royal Palace Pass que por 10000w te permite visitar los cinco lugares.

Todos tiene en general dos o tres horarios para realizar visitas guiadas en inglés (también coreano, chino y japonés), sin costo adicional.

Chequear el clima, porque los predios son enormes y se van varias horas en recorrerlos (con o sin guiada). Llevar agua y sombrero si van en verano. La época más recomendada para hacer estas visitas es el otoño (mediados de septiembre y octubre).

Todos los predios de palacios tienen excelentes servicios, cafeterías y tentadoras tiendas de recuerdos, con aire acondicionado, y baños de primer nivel.

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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