Viajar, viajar, viajar. Es de lo único que se me escuchó hablar en los últimos tres años. «El viaje» parecía escaparse con el horizonte cada vez que quería atraparlo.

El secreto de los vuelos baratos es que son baratos porque no se pagan con dinero, se pagan con tiempo. Hace unos dos meses cuando estábamos resignando el presupuesto para llegar a Oriente de una manera «convencional», nos llegó una alerta (gracias Santo!): vuelo a Seúl desde Santiago de Chile a menos de 500 dólares. Mariano me sorprendió con la velocidad con que me dijo «sí, saquemos ese».

«No se podía dejar pasar», comentábamos luego, en la ansiada fecha entre los argentinos que encontramos en el avión (los aviones). Es que era una oferta difícil de rechazar. La letra chica (no tan chica) eran las horas que insumía llegar a destino: 42 horitas, con dos escalas (y media). Y ya dije que salía de Chile, con lo cual había que agregar otro viajecito extra.

Y a mi caso en particular se agregaban un par de escalas más. En menos de 20 días sucedió todo esto:

  • Buenos Aires – La Rioja

Mi kilómetro cero es en La Rioja. Había que ir para sentirme de vacaciones, llenarme de mimos, sobrinos, pan casero y amigos.

  • La Rioja – Córdoba

Córdoba es casi mi segundo hogar. ¿Cuál es tu edad, tu etapa más nostálgica? Para mí es la universidad. Y en Córdoba vuelvo a ese nido, más amigos y el bonus especial de tener a mi hermana empollando a mi tercer sobrina.

Futura mamá y futuros tíos babosos

  • Córdoba – Santiago de Chile

Cuando nos enteramos que el vuelo salía de Chile suspendimos todo tipo de preparativos en lo que a equipamIento refiere. Ya hace un tiempo que el país trasandino se convirtió en la mini Miami para la locura consumista de los argentinos. Y no fuimos la excepción. Lo que nos faltaba en tecnología y ropa para este viaje lo liquidamos (casi por completo) en los insufribles centros comerciales de Santiago.

De paso pudimos aprovechar para conocer un poco la ciudad, muy linda, gracias a la hospitalidad de Yanni y Juan Diego. A Yanni la conocí en el viaje anterior, hace más de 5 años, en Camboya, y le debía la visita… Ahora le tocará a ella visitarnos algún día en Argentina 😉 .

  • Santiago de Chile – México D.F.

¿Qué se puede hacer en 15 horas de escala en México D.F.? Fue nuestra primera investigación viajera. Una muy buena opción es ir a conocer las pirámides de Tehotihuacán que están muy cerca, pero habíamos dormido tan poco y mal en las 9 horas de vuelo nocturno desde Santiago que lo dimos de baja allá por las 7.30 de la mañana mientras tratábamos de entender que ya no era invierno, y calculábamos el cambio de horario.

El que no duerme en el avión…

Entonces, fuimos a pasear por el centro. Hay un autobús que va desde el aeropuerto hasta muy cerca de la plaza del Zócalo (y en el aeropuerto se puede dejar el equipaje de mano en un locker por 150 pesos mexicanos). Hacía muchísimo calor así que el ritmo fue bastante lento. De todos modos no faltaron los tacos, las racheras y mariachis, la bendición de la Virgen de la Guadalupe, y algún que otro mercado.

  • México D. F. – Monterrey – Seul

Si tienen la oportunidad de seguir la ruta del vuelo AM90 de Aeroméxico se van a sorprender del camino que hicimos en la segunda noche consecutiva abordo. Eran mas de 14 horas de vuelo, así que nos las ingeniamos para reservar asientos de pasillo ya que era de noche… pero en realidad desde el lado izquierdo del pasaje se podía observar la línea rojiza del horizonte desde donde quería salir el sol, mientras el avión se le escapaba. Fueron varias horas de casi crepúsculo, mientras bordeábamos el continente americano hasta llegar al extremo de Alaska, cruzar el estrecho y comenzar a bordear Asia para por fin dejarnos alcanzar por el amanecer llegando a Seul…

En un punto sentimos que el tránsito fue mucho más que este fragmentadísimo viaje. Hace tres años regresamos de nuestra primer  vuelta al mundo muy seguros de que el paréntesis solo iba a ser de una año. Trabajar, ahorrar, ver a los amigos, estar en familia y volver a partir. Nos encontramos con varias sorpresas y contratiempos que hicieron que perdamos el control del tiempo y entramos en una escala que parecía interminable.

Pero ahora sí, luego de más (mucho más) de 20 días en tránsito, con más de 24 horas en total en el aire EL VIAJE es nuestra realidad.

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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