Las noches son muchas más, como siempre en cualquier viaje. Fueron muchísimas más, desde hace años, soñando, imaginando, planeando, se me fueron varias lunas de desvelos. Pero hoy son 500 días viajando.

En el febrero próximo pasado (me gusta esa expresión) cumplí un año de viaje, mi primer año en esta realización personal plena y con tanta felicidad. En aquel momento no se me ocurrió nada para escribir, estaba a mil… con la cabeza en otras cosas…

Febrero 2013, en San Blas, Panamá

Febrero 2013, en San Blas, Panamá

 Ahora estoy en Colombia, cautivada por la amabilidad de la mejor gente por km cuadrado que he conocido. Ya llegaran estas historias y me comprenderán.

Mientras, intento mirar atrás para ver qué sucedió en todo este tiempo y es tanto que no lo puedo resumir. Y no quiero hacerlo. Quiero que siga creciendo y se me sigan confundiendo los ríos y cascadas, las playas, los nombres de las generosas personas que nos van regalando tantos momentos únicos.

 Sin inventarios de lo que ya pasó en todo este viaje, miro donde están mis Pies hoy, después de estos 500 días, en un bellísimo rincón de La Tierra, nuestra cálida Latinoamérica…

Julio 2013, las siestas me pueden en Salento, Colombia

Julio 2013, las siestas me pueden en Salento, Colombia

 Miro para adelante y sé que hay mil puertas nuevas que abrir, no sólo hasta llegar a casa sino más adelante.

 Ahora lo sé, dar un paso hace maravillas. Logra llevarme mucho más lejos del lugar en el que creo estar. Al hablar con un nuevo amigo desconocido del camino, se va tejiendo alrededor la red infinita en la que estoy más a salvo que nunca. Los puntos en el mapa se transformaron en caras, sonrisas, anécdotas. Los nombres de la gente ahora tienen el aroma de una nueva comida, el color de una fruta exótica o la calidez de un espacio seguro donde cerrar los ojos y seguir soñando.

 Porque las noches siguen siendo de planes e ilusiones. De dibujar con los dedos en un planisferio próximas rutas y aventuras.

lo que ya se dibujó con los Pies

lo que ya se dibujó con los Pies

Vamos bajando, madres, quédense tranquilas. Pero seguimos creciendo, seguimos aprendiendo, seguimos eligiendo confiar, seguimos descubriendo y sorprendiéndonos, seguimos viajando. Como dice nuestro amigo Chevi: esto es Ir Andando Con los Pies por La Tierra.

ahí (o a cualquier otro lugar) vamos...

ahí (o a cualquier otro lugar) vamos…

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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3 Respuestas

  1. miriam

    Me emociona mucho todo lo que expresan con verdadero sentir. Me emociona conocerte a través de tus sentimientos, me emociona que seas la compañera que tanto buscó tu hoy «compañero» de vida y de viaje. Se que van a volver (estoy un poco impaciente, no lo voy a negar) algún día y cuando lo crean conveniente, se que los voy a seguir amando y acompañando es este IR ANDANDO CON LOS PIES SOBRE LA TIERRA.hasta cuando ustedes lo decidan. Aquí estaremos para todo lo que necesiten. Gracias por estar.

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