Llegamos al Aeropuerto de Tocumen, en Panamá, al mediodía del 30 de diciembre, después de estar tres meses en Venezuela nos sentíamos de regreso en el primer mundo. La cara bonita del capitalismo extremo nos recibía con una sonrisa: free shop a diestra y siniestra.

Panamá está estratégicamente ubicada en el mapa, la economía del mundo pasa por aquí y la mayoría de los productos se comercian con un mínimo de impuesto. Es el paraíso de las compras. Ya lo había experimentado antes de iniciar este viaje cuando compré, en una visita relámpago, casi todo lo que uso hoy a diario.

Nos alojamos en el Casco Viejo, donde coincidimos con un grupo de argentinos con los que recibiríamos el nuevo año y compartiríamos buena parte de las rutas centroamericanas.

Rincones del Casco Viejo

Rincones del Casco Viejo

La doñita...

La doñita…

Con los pies por San Felipe

Con los pies por San Felipe

La cena de Nochevieja fue con los productos frescos del Mercado de Mariscos que está en la entrada a la zona de San Felipe, uno de los barrios más tradicionales del Casco Viejo. Los paseos por allí, de día o de noche, son inmejorables. Con un aire a La Habana por el malecón, por las fachadas descascaradas, por el son de salsa en el ambiente, por las sonrisas de la gente. Después de mucho tiempo en Venezuela, volvíamos a disfrutar de un paseo nocturno, tranquilos y sin mirar a los cuatro puntos cardinales antes de sacar una foto. Relax y sensación de seguridad!

Fuimos a esperar las 00:00 al malecón, a ver los fuegos artificiales que saltaban desde los barrios más carenciados hasta lo alto de los rascacielos. Tradicionalmente la noche de Año Nuevo fue mi favorita en la época de fiestas por la misma razón que desde hace unos años es triste, y mi papá larga un ya histórico grito de “Que se vaya, este año de m…”. Por suerte ahora vuelvo a tener un recuerdo feliz. Viví un 2012 pleno, con la realización de este sueño de viajar, conocer lugares y personas, disfrutando de la no rutina en la que me sumergí. Tenía a Mariano a mi lado, para empezar el 2013 juntos, unidos, acompañándonos, siendo la familia y amigos que cada uno extraña. No sé si algún 31 de diciembre voy a dejar de soltar ese infaltable lagrimón, de extrañar y recordar, pero tal vez empezó la época de lágrimas sobre sonrisas, como esa noche.

La familia del hostel recibiendo el 2013

La familia del hostel recibiendo el 2013

Para empezar el año con un buen karma viajero, el mismo 1ro de enero nos recibió en su casa nuestro anfitrión de Couchsurfing, Roger, y en su casa se había organizado una parrillada junto a otros miembros de CS de la ciudad. Conocimos amigos de todas partes del mundo que se encuentran viviendo en la metrópoli. Con nuestro vino riojano y las cervezas panameñas, brindamos y compartimos con todos ellos, empezando el 2013 con muy buena vibra.

Primer día de año, de fiesta con amigos de Couchsurfing

Primer día de año, de fiesta con amigos de Couchsurfing

A pesar que en esos días no estuve en mi 100% de salud, hicimos lo que se espera de uno en Panamá, ir al Canal y al Shopping!

El Canal de Panamá cuenta ya con casi 100 años de funcionamiento, pero desde el año 2000 la administración es puramente panameña. Durante décadas fue territorio norteamericano. La lucha por la soberanía de parte del territorio de la ciudad y del funcionamiento del mismo Canal se llevó unas cuantas vidas, incluidas la del Presidente Torrijos, quien firmó el paso del canal a las manos locales junto a Jim Carter.

El canal de Panamá en funcionamiento

El canal de Panamá en funcionamiento

Se puede llegar hasta el canal en un metrobús, que tiene parada a unos metros de la entrada al predio. Había que caminar unos metros a la vera de ruta y fue ahí donde tuvimos un inesperado incidente. Un hombre nos habló desde un auto. Yo acostumbrada aún a las usanzas venezolanas de los taxistas que se ofrecen insistentemente a todo bicho que camina, pensé que se trataba de lo mismo. Pero al observar los ademanes que hacía entendí que se trataba de otra cosa y presté a atención a sus palabras “Go away! Váyanse de nuestro país!”. Llevaba uniforme militar y unos metros más adelante directamente se detuvo y se bajó, en plena autopista, siguió gritando como loco un momento más y volvió a su auto. Muy sorprendidos nosotros y las otras dos turistas que habían bajado del metrobús. Fue, por suerte, la única “agresión” que tuvimos en todo nuestro paso por Centroamérica (no te preocupes tía, no hay más “historias de miedo!”).

La entrada al Canal cuesta 8 Balboas (1 Balboa = 1 dólar) y permite la visita al museo, al auditorio donde se muestra un corto con la historia del canal y, por supuesto, a las terrazas a ver el funcionamiento y tránsito intenso del lugar. Hace algo más de un año, en mi anterior visita, ya había estado también por aquí, y todavía no se había modernizado el auditorio al sistema 3D. Aquel corto me pareció mucho mejor y rico en cuanto a la historia. Ahora es más “entretenido”… Pasamos algunas horas observando el paso de barcos de carga y el resto del predio. Roger, nuestro anfitrión, trabaja allí mismo. Nos pusimos en contacto con él para saludarlo, él ya debía retirarse y nosotros nos quedamos hasta el cierre de la visita pública.

Lo siguiente fue el otro gran clásico en Panamá: las compras. Hay varios centros comerciales. El país está estéticamente organizado así, cada barrio o urbanización en la capital y cada ciudad o poblado en el interior tiene su centro comercial donde uno encuentra los mismos locales de comida, tiendas comerciales, bancos y supermercados, muchos de ellos abiertos las 24 hs. Hay algunos grandes shoppings, y entre ellos el más famoso, Albrook Mall, una pequeña ciudad de tiendas y productos de todo tipo. Ahí se pasan varias horas viendo marcas de primera línea y tiendas por departamento, y todos los productos (o la mayoría de ellos) a menos de la mitad del precio que nosotros recordamos de nuestro país. Gran tentación para los amantes de las compras. Nosotros mirábamos casi todo pasar ya que estando de viaje no podíamos sucumbir a nuestros deseos de comprar cualquier cosa que no necesitemos diariamente en nuestra rutina viajeril. Y así fue que nuestro objetivo del deseo fue… una carpa. Buscamos, comparamos, medimos, investigamos, hasta que llegamos a la decisión final… nuestro nidito de tela que no nos duró ni 24 hs, porque ante la primera prueba de armado nos quedamos con varias partes en la mano. Así que la cambiamos por la definitiva, nuestra primera vivienda, el primer bien conyugal de esta pareja!

Nuestra casita en acción en las playas de Bocas del Toro (proximamente en el blog...)

Nuestra casita en acción en las playas de Bocas del Toro (proximamente en el blog…)

Muchos cambios, mucha expectativa. Así comenzó nuestro 2013 y el recorrido por Centroamérica. Alguna vez pensamos que no íbamos a poder llegar… el tapón de Darién en la frontera con Colombia trunca los sueños de quienes queremos subir desde Sudamérica por tierra (o bajar). Se fueron varias horas de leer cuanto blog y relato escrito había sobre las opciones para hacer este paso. Se puede ir por agua, saltando de lancha en lancha en varios puertos, hacer un viaje turístico de ensueño en velero pasando por el soñado archipiélago de San Blas y dejando varios cientos de dólares en el intento, tomar aviones varios desde ciudades colombianas… Nuestra solución llegó luego de varios meses de intentos diarios en Venezuela. Más de dos de los tres meses que estuvimos en el país bolivariano fue para lograr esto: una oferta de avión desde Barcelona (la venezolana, no la catalana) a Panamá, que gracias a la bendiciones del mercado negro del dólar nos terminó saliendo algo como 150 dólares ida y vuelta, cada uno. Hasta ahora no hemos encontrado un precio mejor. Pero sí hemos visto que llegando al puerto de Cartí, en Panamá se puede conseguir hacer el cruce por agua desde 120 dólares, que está bastante bien ;). Cualquiera que necesite más detalles sobre este tema puede comunicarse con nosotros, lo lindo de la comunidad viajera y los blogs es justamente esto, pasarnos los datos que no figuran en las guías comunes.

Ahora, vamos a conocer algo de América Central!

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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