La Autora: La conozco desde hace unos 30 años, aunque muy bien no me acuerdo cómo. Pensé que iba a poner el grito en el cielo cuando le dije que me iba a dar la vuelta al mundo, pero no. Creo que porque no me tomo muy en serio… hasta que un día le llegó una casi mudanza con alguna de mis cosas, y al tiempo yo estaba armando la mochila en sus narices. Ni lerda ni perezosa, demostrando el poder de la genética, estaba llegando a Europa a menos de 24 horas de mi arribo a España. Y por ahí anduvo unos dos meses, entre amigos y familiares. Tomando notas, y tomando trenes. A pedido del público que le reclama publicaciones (mientras sigue cocinando su blog), aquí su ensayo sobre rieles… Con ustedes, mi mamá, Isabel Mércol.

Henos aquí, cuando nadie sospechaba que íbamos a viajar juntas por Europa.

Henos aquí, cuando sospechábamos que íbamos a viajar juntas por Europa.

“El tren había vuelto a partir sin misericordia desde la miserable estación de aquel pueblo apático, chato, lleno de altoparlantes y a veces de turistas..Daniel Moyano, Una Luz muy lejana.

Cualquiera que me conozca un poco sabe que soy una cinéfila irredenta. Si he leído la crítica previa de una película que me interesa por su guión, por el director, por la locación y / o por sus actores,  elijo, en ese orden,  aquellas que se basan en novelas o en hechos de la vida real. O cualquiera cuyas imágenes muestren paisajes, ciudades…  Veo unas 100 películas al año desde que tengo televisión satelital ( de las cuales puedo recordar no más 15…!! )

Cuando en La Rioja, para ver una película, había que ir al cine ( 1° aclaración : en 1968  en La Rioja había  2 cines , el Monumental y el Real ….), UNA SOLA VEZ ME LEVANTÉ DE MI BUTACA y salí sin terminar de verla. La película ( Oscar a mejor  film extranjero en 1967 ) se titula “Trenes rigurosamente vigilados”.

Dos años después, comencé a leer los cuentos y las novelas de Daniel Moyano. Lo conocí, lo entrevisté y escribí un primer ensayo sobre su obra, como tesina para mi Licenciatura en Letras. Y en el medio, había leído “Asesinato en el Orient Express” de Agatha Christie.

Todo este introito no es más que una justificación para decir que una de las experiencias que deseaba vivir en Europa era… ¡viajar en tren! ( 2°. aclaración necesaria: a / desde La Rioja no hay trenes desde hace muuuuuucho  tiempo).

   PARÍS- LOURDES- PARÍS

La oportunidad se presentó cuando,  desde París y en su semana patria ( 14 de julio y días ss) y con la compañía/ guía de Silvia, Emilia y Margarita ( amigas riojanas con las que compartí  siete días de  inolvidable trote parisino), partimos hacia Lourdes, en evidente viaje místico/ turístico.

“¿Desea viajar en el confort de tren amplio y visitar Francia? No hace falta pensar mucho. Los trenes TGV son el ícono del ferrocarril francés ya que ofrecen una experiencia abordo inigualable a una velocidad que llega hasta los 320 km/h.”  ( así reza un anuncio publicitario del train à grande vitesse ).

Primera experiencia: entrar en la “ Gare Montparnasse”, deambular por escaleras y pasillos para encontrar la oficina de expendio humano de billetes ( porque aún las profes de francés no se le animaron a las máquinas…). Uno mira boquiabierto todo ese mundo de frenéticas prisas- en Europa las prisas no lo son tanto+ escaleras mecánicas+ bares de comidas+ ¡ un piano que cualquiera viajero puede tocar…! Y siente que verdaderamente está en el primer mundo. Luego de hacer cola  ( sí, hay colas!!!! ) y de decidir los horarios de partida  y de regreso, teniendo en cuenta que no dormiríamos en Lourdes y las horas de viaje con los ticktes de segunda clase en la mano, ya pudimos organizar la salida. Que incluía partir del hotel a las 5:20 de la mañana hacia el metro, ya que el horario de salida del tren era:  6:26 ( 3° aclaración: En las estaciones del metro de París SÍ HAY RATAS!!!. Por lo menos se las puede ver a esa hora…).

Llegamos sin problemas ( combinación PERFECTA entre duración del viaje en el metro y horario de salida del tren) y allí estaba el coloso desconocido ( para mí): una imponente máquina de color blanco desvanecido, con sus rayas azules y rojas, con una nariz mecánica  que avanza sobre los rieles y no parece tan amigable. Es laaaargo, y uno tiene que CAMINAR unas cinco cuadras para alcanzar el penúltimo vagón ( que es ande va la paisanada…)

 TGV en ´Gare Montparnasse, rumbo a Lourdes

TGV en ´Gare Montparnasse, rumbo a Lourdes

Una vez ubicada en el asiento , la persona afectada por la cinetosis ( o sea yo ) se da cuenta que si le toca un asiento que va “ en el sentido contrario a la dirección del tren” SE MAREA! = apelar al amigo Dramamine=Viaje placentero!. Los asientos de 2da  apenas puede llamarse  cómodos y se reclinan  unos 5 cm,  lo suficiente para evitar el diálogo de las rodillas con el pasajero que va al frente ( que en este caso, era una amiga..). Ah! Y hay un cuarto de mesita que se puede usar para apoyar lecturas/ masas/sánguches/ y afines.

Imaginen, pues, a cuatro damas sin sombrero ( para alejarnos de los personajes de Agatha Christie) y mate en mano, departiendo jocosamente… hasta que el sueño las vence y cabecean blandamente mientras que el tren avanza, sin que uno se entere, a más de 200 km/h, por lugares que se presumen bellos… pero que se esfuman rápidamente. La llegada a Lourdes fue, exactamente, a las 13:06!!

Para rezar en el idioma de uno ( guaraní)- Lourdes

Para rezar en el idioma de uno ( guaraní)- Lourdes

Si uno suuuube a la Basílica, esto es lo que se ve ( Plaza de acceso en Lourdes)

Si uno suuuube a la Basílica, esto es lo que se ve ( Plaza de acceso en Lourdes)

El regreso: partimos, muy cansadas, a las 22:55, esta vez en asientos separados. A los pocos minutos las cuatro nos dormimos profundamente… en un vagón en el que éramos acompañadas  por un robusto señor de color, quien luego de ingerir abundante cena doméstica, se acomodó en dos butacas muy cerca de las nuestras… y comenzó con el más alborotado, rítmico y perturbador concierto de ronquidos que ninguna  de nosotras recuerda haber soportado. Inútiles fueron algunos tímidos puntapiés que otra pasajera atinó a propinarle: NADA. Durante horas que cuento como cuatro, cinco, o quizá más, el roncador sólo cambiaba de posición y de registro.

En algún momento, el agotamiento venció al oído, y entre sueños, notamos que… ¡¡el tren no se movía!! ( los ronquidos, no obstante, siguieron). La detención no fue justificada y duró unas tres horas. Luego, se anunció por los altavoces internos que “ por un accidente ocurrido en Toulouse, el tren llegaría con retraso” …; así , pues, se diluyó la ilusión de la puntualidad y llegamos a París famélicas y doloridas, a las 11:45, aproximadamente. Habíamos viajado casi 13 horas.

   PARÍS- MONTPELLIER- TORINO

El segundo viaje en tren fue desde París a Montpellier, donde me esperaba Laura, mendocina, ex compañera de beca de mi hermana Pety, generosa anfitriona por la que conocería el Mediterráneo.

Nuevamente la partida fue desde Montparnasse, celosamente cuidada por Emilia , quien me indicó dónde colocar la ( pesada! ) valija, y ubicó mi asiento. La ruta, más corta, incluyó una incógnita: ¿cómo haría para saber que había llegado a Montpellier?? Porque los carteles NO SE PUEDEN LEER cuando uno va ( otra vez!) en un asiento contrario a la dirección del tren y en su interior se escucha, cada tanto, con gutural voz, un aviso masomenosasasi: laprochenstacionenim…??? Sin traductora a mano… no entendía ni jota. Pero… el billete tenía la solución: Départ: Paris Montpanasse . Hora:10:07. Arrivé Montpellier: 13:37. O sea, no tenía que mirar un cartel, sino solamente mi reloj!

Y así ocurrió: exactamente a las 13:37 el tren se detuvo con suavidad, y yo bajé, según las instrucciones de Laura ( y siguiendo obedientemente a la triple fila  de pasajeros que, al descender, toma una determinada dirección y no otra = uno no debe tomar la dirección contraria…)bajé las escaleras hasta el sector de tránsito de la estación.. y Laura me reconoció… luego de unos minutos de duda ( porque en las fotos yo NO ACEPTO SALIR CON ANTEOJOS y en la vida diaria no puedo circular SIN  ANTEOJOS…).

Tranvía La Tierra, Montpellier

Tranvía La Tierra, Montpellier

 ¡Ay, Victoria!!! También en Montpellier????

¡Ay, Victoria!!! También en Montpellier????

Cuatro días después, el próximo tren debía llevarme de Montpellier a Torino. Compré el pasaje en una ventanilla, con la celosa custodia idiomática de Laura: Montepellier- Lyon- Torino, sin advertir … que en Lyon debía bajar del tren y tomar un autobús!!!

Dejo para la anécdota oral reproducir mis “ conversaciones” con a) un empleado  francés de la estación de Lyon, a quien sólo mostré el pasaje, mudamente para saber dónde tomar el bus; b)con el chofer ¿árabe? de un colectivo estacionado fuera de la estación, en una explanada QUE NO TENÍA NINGÚN PARECIDO CON UNA “TERMINAL” c) con una señora italiana que, pacientemente sentada al rayo del sol( unos 38° C), también esperaba el transporte a Torino d) un matrimonio italiano idem. Finalmente, apareció el autobús  con un gran cartel en la parte superior que decía ¡TORINO…! y salimos exactamente a la hora que decía el billete, o sea, a las 13:00 . Luego de permitirme una visión espléndida del paisaje fronterizo, me dejó a las 17:19 horas en…la estación TORINO PORTA SUSA..

En realidad, estacionó frente a la puerta, como un ómnibus suburbano, y allí comprendí que entre las ciudades que no son capitales, en Europa, el transporte en bus es taaaaaan económico, que se detiene en lugares solamente conocidos por los pasajeros habituales… y por los choferes, claro.

Además, la mencionada estación era familiarmente parecida a la de Patquía ( La Rioja): medio desierta, un poco sucia, y con gente mala onda para dar informaciones. De allí salí a la media hora, más desorientada que lombriz en un plato de fideos, acarreando la valija, para comenzar otra aventura de traslado citadino, en esta ciudad del Piamonte genealógico, que no viene al caso para este relato.

   TORINO- MILANO/MILANO- ROMA

Dado que la distancia era menor, decidí probar  en Torino el Frecciarossa en 1° clase hacia Milano, ( pero desde la estación Torino Pota Nuova). Por unos 20 euros más…pues, tengamos la experiencia, no??

La sorpresa que este cambio originó es… que mientras esperaba pacientemente la hora de salida del tren, a quién veo… a la distancia, primero con incredulidad, luego con sorpresa, y finalmente con una exclamación extemporánea, insólita, claramente desubicada???  ¡¡¡A LEÓON GIECOOOO!!!

Sí, como leen. En todas las calles/ estaciones/ museos y etc. que visité, siempre creí ver a “alguien” conocido… que nunca resultaba serlo. Así que cuando divisé, a unos 200 metros, en la no tan concurrida estación de Torino  a una persona con el aspecto de León Gieco, el andar, la cara, ( no, no tenía la armónica!!! )de León Gieco, me cercioré, miré mejor… y pegando un salto, literalmente me abalancé al grito de “ ¡¡¡¡ Leóoon!!!”. El  sorprendido argentino- en- claro- viaje- estoy- de –vacaciones-( acompañado de una ignota señora), se detuvo, soportó estoicamente mi abrazo, me contestó con amabilidad mi  recontra- desubicada pregunta: “¿ Adónde vas?” ( “A Florencia”- dijo, forzadamente amable ) y se despidió de mí… y no, no le pedí ni autógrafo ni foto ( para el lamento de mi hija Victoria).

Me quedé unas dos horas atisbando detrás de la –apenas concentrada lectura del libro de Dolina (“Cartas Marcadas”= no leerlo en vacaciones) los movimientos de León y de su ¿¿Sra.??, quienes, igual que yo, esperaron la partida de su tren en los asientos dispuestos a tal fin ( y no en un bar…). En algún momento,ambos desaparecieron.

Yo ya tenía también horario de partida y subí al  mi tren ( en primera clase!!) con la sensación de haber despedido a un amigo…

Esta vez  los asientos más amplios, el vagón con aire acondicionado, y, sobre todo, los ejecutivos japoneses con sus tablets, y notebooks, trajeados de negro, + un diligente mozo que servía café (“¿té? Noo, signora”) + una pantalla plana que , cada tanto, indicaba que el tren había alcanzado “circa 300 k/h” me abrieron el verdadero mundo del  confortable viaje en tren en Europa. Lástima que mi  compañero de asiento fue un anodino  individuo que, luego de tomar su cafecito, apoyó la no tan ejecutiva cabezota en la mesa y durmió pesadamente hasta Milano ( ¡sin roncar…! ).

 Aquí se me piantaron los lagrimones ( interior de la Scala de Milán)

Aquí se me piantaron los lagrimones ( interior de la Scala de Milán)

Aquí abrí mucho la boca (Duomo de Milán)

Aquí abrí mucho la boca (Duomo de Milán)

Días después, salí desde la enorme estación Milano Centrale hacia Roma, lo cual  no entrañó ninguna dificultad. Esta vez, proletariamente en 2° clase , y nuevamente EN UN ASIENTO EN EL SENTIDO CONTRARIO AL VIAJE. Pero, vea,  uno se acostumbra, no??. ¿Si no se puede pedir otra clase de asiento?? No sé!!!

En Roma Términi esperé unos 20 minutos la aparición de Victoria y de Mariano…, dura como un poste, mientras media humanidad circulaba alrededor. Luego, al hotel… que estaba a 4 cuadras del Coliseo!!! ( recursos inagotables de las búsquedas/ hallazgos de Victoria por internet).

  PARIS- NANTES

Otra vez el abolladito TGV, con salida desde Montparnasse a las 10:55 y llegada a Nantes a las 13:01 donde me esperaba la alegría vital de Lolita Carrara. A esta altura de la travesía, subir y bajar de los trenes se había convertido en una rutina. Sabía dónde y cómo colocar la valija ( en el sitio ad- hoc al comienzo del vagón), cómo encontrar el número del asiento… y resignarme a que la ida sea “como volver”, y a no tener conversación alguna con los acompañantes. Pero a decir verdad, la soñada gran aventura ferroviaria   era, como tantas cosas, apenas un esbozo de aquello que uno cree muy diferente a lo que ha vivido, nada más que por desconocido.

 "La última mudanza"....a alguien se le ocurrió dejar algo en la plaza de Nantes

«La última mudanza»….a alguien se le ocurrió dejar algo en la plaza de Nantes

 ... pero un poco difícil de llevar para un cartonero...

… pero un poco difícil de llevar para un cartonero…

Detalle: en Nantes se puede viajar urbanamente en tranvías ¡ impecables! ( como en Montepellier).

PARÍS- BARCELONA

 Llegar al paraíso ( Las Planas, a 7 km de Barcelona) también en tren

Llegar al paraíso ( Las Planas, a 7 km de Barcelona) también en tren

¡NUNCA DIGAS NUNCA! ¿Dije que la aventura ferroviaria no había sido emocionante? Pues me faltaba viajar en el tren nocturno  que me llevaría hasta la tierra de Serrat. Decidida sí o sí  experimentar el viaje en camarote, compré un billete para el mismo, con salida desde la estación París- Austerlitz a las 22:00 y llegada a Barcelona -Sant a las 8:02.

Acompañada por Victoria y Mariano, quienes me ayudaron con el equipaje, fui en busca del vagón número 11… y al entrar, me di cuenta de que el zapallo iba a seguir siendo zapallo: el pasillo por el que transitaba el gordito Hércoles Poirot   , en este caso no tiene más de 0,50 cm, de ancho, es decir, no pueden ocuparlo dos personas… Y hasta las 22:00, todo puede ser amueblado con amena conversación en posición sentada ( a la sazón, con dos señoras que vivían en Barcelona pero volvían de visitar parientes en París y con una joven ecuatoriana evangelista vendedora de Biblias  ¡todas hablando ¡¡¡POR FIN!!! en castellano!; pero a esa hora viene la azafata, PIDE LOS PASAPORTES, y antes de llevárselos, “ arma las literas”… y a arreglárselas con el acomodo de valijas+ bolso supletorio con equipaje post-Asia de Victoria+ mochila+ bolsito + humanidad de pasajera senior con rodilla lesionada ( yo) en la litera superior a la que hay que ascender por escalerilla. El techo del tren está ahicito nomás, las antes mencionadas atentas pasajeras se transforman en viejas que trajinan, resoplan, se quejan, ¡¡¡ roncan!!! Y encima el tren SE MUEVE!!!!, sí, de un lado para otro, de tal forma que empecé a sentir claustrofobia y mareo y la sensación de que el viaje no iba a terminar muy elegantemente para mí. Nuevamente don Dramamine (doble dosis) vino en mi ayuda y al fin pude dormir hasta las 6:30 de la mañana que nos tocaron la puerta para devolvernos los pasaportes…

Llegué puntualmente a Barcelona, donde reconocí sin dificultades a  Damián ( esposo de Matilde) quien gentilmente me llevó al trotecito lento hasta la Plaza Cataluña. Este viaje había terminado con un único cadáver: mi romántica ilusión sobre los camarotes. Pero me faltaba subir a otro tren, más proletario, que me llevaría a Les Planes, pequeño paraíso a 7 km de Barcelona…

   BARCELONA- MADRID

Luego de compartir mate, alfajores cordobeses, dulce casero de naranja y ASADO, e inolvidables paseos por Barcelona y la Costa Brava con Raquel, Matilde + Liri  en pancita y Damián, llegó la hora de volver a casa. ¿ El viaje? En tren, pero en el … AVE!!!! ( aquí, incluir compases iniciales de “2001, Odisea del espacio” ) ¡ Ese es un verdadero tren de película!! Ordenadito, blanquito, con butaquitas reclinables, con aire acondicionadito,( aún en 2° clase), gente amable que contesta, guarda que regala auriculares y televisor para ver película… ( “Todos los años, el mismo día”, o algo así, con Anne Hataway, para llorar subrepticiamente).

Salí a las 12:00 y llegué, puntualmente, a las 15:10 a Estación de Atocha. Allí, un atento Sr. autóctono, me acompañó ( y cargó con una de mis valijas) hasta el bus que me dejaría en Barajas.

Como el personaje de Moyano, creo que en  uno de esos trenes volveré algún día, pero en sentido contrario… ¿que viene a ser cuál???

Escultura en Via G. Verdi: "¿Adónde voy???"

Escultura en Via G. Verdi: «¿Adónde voy???»

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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