Montmartre es el rincón bohemio de la Ciudad de las Luces. Un poco santelmesco (por qué será que uno siempre tiene esta necesidad de comparar lo nuevo con lo ya conocido?). En algún momento del tiempo aquí se reunían artistas que venía desde todos los rincones de Europa. Por qué aquí? Ahora es un circuito muuuy turístico pero no por ello menos encantador. En nuestra vida parisina, fuimos más de una vez a descubrir detalles que lo confirmen como nuestro lugar favorito en París 🙂 .
La Iglesia del Sacre Cœur espera en lo alto de la colina a quienes peregrinan las callecitas repletas de tiendas para tentarse con algún recuerdo o regalo (altamente recomendables las galletitas que venden en lindísimas latas, entren que te invitan a probarlas, mmm manteca pura!). Cuando finalmente estamos al pie de la escalinata hacia la Iglesia, parece que estamos de repente en otro país, tanto así que muchos la comparan al Taj Mahal. Sin tanto ‘stendhalismo’ como el mausoleo de la India, a mi parecer, la iglesia es también imponente y hermosa. Se pueden ahorrar energías y subir en funicular, un simpático trencito que te sube sin sudar la camiseta de los interminables escalones. Ya en lo alto, con París a los pies, regala una vista privilegiada de la ciudad. Se ven como unidas por una línea imaginaria la Torre de Montparnasse y la Torre Eiffel. En este mirador se congregan todos para ver el atardecer. Con la caída del sol aparecen los trompitos voladores fluor vendidos por los pakis, y de vez en cuando otros pakis corriendo y escondiendo sus cervezas cuando aparece la policía.
Muy cerca de ahí, el rinconcito para el talento en la «Plaza de los Pintores», Place du Tertre, donde artistas plásticos, dibujantes, retratistas y un habilidoso oriental que hace perfiles recortando papelitos con una tijera, se turnan para llamarnos la atención. Hay bares en la plaza, y bares alrededor de la plaza; mozos con vestuarios llamativos y buen humor. En la esquina nos llega música desde las manos de un pianista en un salón y dos restoranes se enorgullecen de haber dado cobijo a tipos como Monet o Hemingway. Para completar este viaje místico en el tiempo, un espacio para Salvador Dalí, quién también vivió en el barrio. Todo esto entre tejados, balcones floridos, gatos negros, adoquines, escalinatas profundas y grafittis. Con faroles que se encienden luego de la puesta de sol para pintar el paisaje urbano de una manera más mágica si cabe.
Los pone románticos? Hay un rinconcito para los enamorados, el Muro de los Te Quiero…
Suficiente romance! Más abajo, sobre el Boulevard de Clichy, el Moulin Rouge, al que no imagino ni quise ver con luz de día, allí debe ser siempre de noche! Sobre esa avenida abundan los sex shops y tiendas de lencería erótica, todo montado para la vida nocturna, no hay razón para romper la fantasía con la luz solar.
No sé a ustedes, pero a mí este paseo juguetón por Montmartre y sus habitantes artistas, famosos y anónimos, me hizo recordar a la película «Medianoche en París». Y por eso fui hasta la esquina donde un taxi pasa a buscar a Owen Wilson para llevarlo hasta los años 20 y charlar con Picasso, Dalí y Hemingway y enamorarse de Zelda Fitzgerald. Es la Iglesia de Saint Etienne, en un rincón del Barrio Latino, cerca del Panteón. Pero sólo pude confirmar que el hechizo no se cumple de día aquí tampoco…
Como les digo, estábamos viviendo en París, y cuando uno vive en un lugar, irremediablemente llega ese momento del año en el que nos ponemos un poquito más viejos… No casualmente, cumplí años mientras estábamos en París. No me dió ninguna crisis por cambiar la década, pero había que prevenir, así que elegí la capital francesa para recibir mis pícaros 30, con milanesas y tiramisú, a falta de mi clásica torta de chocolate y frutillas. Desde hace mucho tiempo siempre que puedo trato de hacerme alguna escapada para ese día, esta vez me fui un poco por la tangente quizás, y por primera vez en agosto no era invierno. Fue muy raro, pero muy muy lindo.
Ojalá se cumplan mis tres deseos… 😉
Lindo relato colega, dan ganas de caminar por esas callecitas con tanta historia encima! Saludos y siga disfrutando!
Me hace acordar a la peli Amelie! que mas se puede pedir que recibir los 30 con Amor en Paris?, q lindo Vitoo!
También estuvimos en el bar donde trabajaba Amelie! te debo esa foto… 😉 y sí, nada mejor que el cumple de este año!