Anillaco, el Imperio que no fue

Joven argentino, si tienes entre 25 y 80 años (o más), seguramente te imaginaste Anillaco alguna vez en tu vida, si es que aún no tuviste el gusto de conocerlo. El pueblo natal de un innombrable ex presidente de nuestro país (dicen que trae mala suerte y este agonizante blog no necesita confirmar esa hipótesis!) era (aún es?) idealizado por muchos que poco saben de la realidad del interior de una de las provincias más relegadas del norte argentino.

Viñedos en otoño

Viñedos en otoño

Tal vez habrán creído que las bondades de la época de pizza y champagne llegaron a las polvorientas callejuelas, y que sus pobladores «ya estaban salvados», pero no fue tan así. Hoy es casi uno más de los rincones pintorescos del paseo que ofrece la costa riojana por la precordillera. Claro, hay un par de mansiones abandonadas que desentonan… Y algo que bien podría ser un museo, una tienda de productos regionales de fervorosos fanáticos de aquel personaje y su régimen donde se pueden observar entre vinos y aceitunas, fotografías amarillentas de un neo-caudillo protagonizando  proezas deportivas, festines con la farándula del momento y sus siempre fieles seguidores. No queda otra opción que divertirse con lo bizarro de la situación conociendo, pisando el suelo del que claramente no guarda más que su cálido carisma.

Vigilanteando La Rosadita

Vigilanteando La Rosadita

Pero si hay algo que trajo las miradas de la multitud al pueblo fue ella, la polémica pista de aterrizaje. En un fraudulento y corrupto episodio de nuestra historia, se dio a conocer la existencia de esta cinta asfáltica que corta el paisaje del árido valle. Más que un aeródromo, hoy parece una avenida en medio de la nada, que sale de la ruta para llegar a ningún lado. No hay torre de control, no hay manga de viento. Hay una familia ocupando la única dependencia, que habrá sido una especie de garita, que nos da la bienvenida y avisa que el paseo tiene un costo de entrada… está a punto de decirnos un valor y ve nuestras caras incrédulas… recula y agrega «a voluntad». Es Nahuel, y no tiene más de 8 años (hijo de otra década…). Dice que hace tres vive ahí con su familia. No indagamos más, no se lo merece, él no tiene la culpa. No sabemos qué versión recibió de la historia de su hogar. Se preocupó de vestirse y repasar su peinado para cuando vamos de salida. Sus padres permanecen tras bambalinas.

Carreteando!

Carreteando!

Mirando hacia el pasado noventoso (vigente, alguien usa esa pista hoy en día...)

Mirando hacia el pasado noventoso (vigente, alguien usa esa pista hoy en día…)

La mañana se desvaneció en un calmo mediodía, nuestro almuerzo fue una docena de empanadas (árabes, claro) a la orilla del canal seco que junta algunos yuyos. Parece que ya nadie mira a Anillaco…

***

Restauración que todo lo arruinas

El Castillo de Dionisio es una curiosidad que se levantó en La Rioja hace ya varios años, más precisamente en Santa Vera Cruz.

Dionisio Aizcorbe, un llamativo personaje santafesino, llegó a estos rincones de la montaña y dejó salir de sus manos y su cultivada cabeza una obra que sería a la vez su techo y su manifiesto de percepción del Universo. Unió conceptos de las más variadas teorías y religiones en el punto donde él les encontró un sentido común, el que le dió las respuestas a sus dudas más existenciales quizás, o fue simplemente un rapto de creatividad?

No, no hay nada de simple en esta intervención del espacio. La casa de Don Dionisio se convirtió en el Castillo de Santa Vera Cruz. Atrajo a los más curiosos, quienes según el día habrán tenido o no la suerte de intercambiar opiniones y escuchar al ciclotímico artista.

Fragmento

Fragmento

Luego de su muerte el lugar quedó abandonado, muy lejos del alcance e interés de sus herederos quienes lo vendieron al mejor postor. Una persona de la que se puede apreciar el interés en rescatar de las malezas este lugar para conservarlo… y no mucho más. Todo lo que hizo después es, a mi humilde opinión, desagradable. Cercado perimetral para que nadie pueda verlo sin pagar la entrada, colores estridentes donde su creador nunca lo concibió y un lindo jardín donde realizar yoga y retiros holísticos de meditación. El Castillo New Age?

La introducción y «guía explicativa» deja mucho que desear por lo alejado de los conceptos originales del creador, pero es un dato que cada vez menos personas podrán discutir. Los testigos del antes y el después somos pocos.

Skyline de Santa Veracruz

Skyline de Santa Veracruz

Así se empieza a gestar este «teléfono descompuesto» del la industria del atractivo turístico. Fue inevitable entonces preguntarme ¿cuántas explicaciones de ruinas centenarias me han dado en los últimos años? Incomprobables en su mayoría y ahí está uno, sólo con su cámara de fotos y su anotador registrando -casi- siempre la historia oficial…

Santa Vera Cruz

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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2 Respuestas

  1. Ana

    Qué …
    1) lindas fotos.
    2) bronca me da la era del inmombrable (y las que le siguieron)
    3) lástima me da el chiquito, a quien mandan a trabajar a esa edad y que ternura me dio el hecho de que peinara
    4) lindas fotos (ya lo dije?)

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