*cometa: argentinismo para soborno, coima, «scam», «valor agregado», precio especial para desprevenidos…

Con gran expectativa inicié el viaje desde Bangkok a la frontera con Camboya. En tren, de tercera clase ya ni hace falta comentarlo, y después de cometer el gran error de pasar la noche en la estación de Hua Lumphang (no lo hagan).
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El viaje muy calmo, dura unas seis horas. El destino: Aranyaprathet, 48 baths el precio. Había leído bastante sobre las vicisitudes que me esperaban en la frontera, y fue casi literal.
A la llegada a destino (no voy a repetir ese nombre), esperan ardientes conductores de tuk tuk, que hábilmente dicen que no tienen permitido llevar más de dos personas, para que no nos salga tan barato repartir el viaje y necesitemos de más de ellos. Los extranjeros nos habíamos conocido casi todos entre la estación y el viaje en tren, así que nos fuimos todos juntos. Son diez minutos aproximadamente y 80 baths en total por carro hasta la frontera propiamente dicha.

Primero hay que «salir» de Tailandia. Y eso nos llevó casi una hora y media. Los sudamericanos estamos cómodos, pero los europeos tienen sólo dos semanas de visa, de todos modos no hay que sobrepasarse porque te cobran 500 baths (18 dólares maso) por cada día de exceso. El tiempo lo dicta la demanda, porque el trámite en sí es nada, dar el pasaporte, y recibir un sello más. De ahí se camina hasta pasar el arco de entrada al Reino de Camboya, apenitas se lo pasa, a mano derecha, está la oficina de la policía de migración donde se puede tramitar la visa al llegar.
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Punto aparte aquí.
La visa para Camboya para la inmensa mayoría del mundo es por un mes, y hay dos tarifas y formas de obtenerla.

– Vía internet, se llena una solicitud, se envía, se paga con tarjeta de crédito 25 dólares, y se recibe en teoría a los dos o tres días hábiles.

– Al llegar, o visa «on arrival» en su buscador de confianza, en casi cualquier ingreso al país (por aire, tierra o mar), se llena un formulario breve de puño y letra, se ofrece junto al pasaporte, una foto, y 20 dólares. Se recibe estampada en toda una página del pasaporte a los cinco minutos. Dicen las malas lenguas que si es la hora de comer puede demorar más.

Esto es lo «oficial».
Cosas que pueden pasar en la vida real: desde que uno pisa la frontera hay decenas de jóvenes muy bien vestidos, con credenciales colgando y conectados al manos libres del celular, que te ofrecen el servicio de visa express… No sé en que tramuya andarán, pero en todos los foros al respecto indican que uno ni siquiera tome contacto visual, y evite entrar en ese juego. Son muy insistentes, y creo que la mejor forma de eludirlos es simplemente decirles que ya tenes la visa tramitada por internet. Una vez en la oficina de migraciones para tramitar la visa uno piensa que ante tanto policía ya está a salvo de cualquier intento de apoderarse de nuestro dinero… Pero no. Si observan bien hay un precioso cartel en la oficina de estos seres uniformados que aclara los valores de las visas. Confirmamos que la de turista sale 20 USD, solicitamos el formulario donde desparramamos toda nuestra identidad con la mayor sinceridad, y foto en mano, nos disponemos a abonar los 20 dólares (que precavidamente llevamos en cambio justo para ni siquiera dejar eso al azar). Allí el amigable policía camboyano entra en acción. Nos muestra una hoja de papel que con tinta azul tiene unos dibujos y dice: 800 baths (26 dólares) o 20 dólares + 100 baths (23 dólares en total). El señor nos dice que aparte de los veinte dólares debemos pagar el extra en baths. Le pregunto muy educadamente en concepto de qué serían esos cien baths… Contesta «20 dólares más 100 baths»… Reitero la pregunta, reitera la respuesta, y así varias veces. Le digo que arriba dice sólo los 20 dólares, me dice que en su hojita dice «+ 100 baths» (esta claro que tiene un amigo que se llama Billetin!). Le digo que si me dice para qué es se los pago. No me contesta, toma mi pasaporte con la foto, con el formulario, con los veinte dólares y no discute más. A los cinco minutos mi visa está lista.
Otras historias de los 30 minutos previos: dos noruegos que pagaron 900 baths por no tener foto (no es que les cobraron la foto, les cobraron pasar por alto el requisito «foto»); españoles y argentinos que pagaron los «20 dólares + 100 baths» por no tener ganas de discutir (…); un francés que pagó 1000 baths porque le dijeron que eso costaba, aunque vio el cartel de los 20 dólares, pensó que es lo que costaba ahora y que todos lo estábamos pagando, cuando le dijimos que lo cagaron se puso como loco y se volvió a la oficina a «reclamar su dinero». Lamentablemente no les tengo el final de esta hermosa historia porque llegó mi turno de ingresar oficialmente a Camboya.
El ingreso propiamente dicho se hace ante unas ventanillas donde supuestamente deberían registrarse las huellas digitales (están los escaners juntando polvo), pero simplemente hacen algo más con el pasaporte y listo. Aquí estaría la ventaja de hacer la visa on line, pasas más rápido, pero creo que esa «ventaja» no vale cinco dólares (aparte que mi decisión de ir a Camboya no daba lugar a esperar la resolución del trámite por internet).
Una vez dentro de Camboya, uno se puede quedar en ese pueblito de frontera donde lo recibieron tan cálidamente (Poipet) o bien seguir camino a Siem Reap. Ante esta opción tenemos un nuevo abanico de posibilidades.
Podemos contratar moto-auto-tuk tuk o lo que sea que se ofrezca allí mismo, o bien, subirse al colectivo gratuito que te lleva a la Terminal Internacional de Pasajeros de Poipet, pavada de nombre. Para mi sorpresa en la terminal no había ni un colectivo y si varios remises y mini van. El teórico bus sale 9 dólares, la mini van 10 dólares (se debe completar el cupo de 10 pasajeros) y el remis 48 dólares, se puede compartir hasta por cinco personas. Por la cantidad que éramos a esta altura nos repartimos en dos mini van. Aquí un poco de letra chica: nos dijeron que nos llevaban a la calle principal, cercana a los hostels. No. Después de casi tres horas de viaje en medio de una tormenta tropical, por poblados pobrísimos, nos dejaron en las afueras, en la oficina de la empresa, donde nos ofrecieron la posibilidad de tomar tuk tuk para llegar a la ciudad. Con el cansancio que teníamos encima, nos enfurecimos ante el intento de sacarnos más dinero. Luego de una acalorada discusión, encabezada por el francés más pequeño y calentón que conocí hasta ahora, conseguimos que mantuvieran el trato de dejarnos cerca de nuestros hospedajes.
Moraleja: Un ranking ubica a Camboya tercera en el podio de los paises mas corruptos de Asia, hay que estar actualizados en los procedimientos y opciones de visados y cruce de frontera (aqui muy buena info actualizada y en español), y seguir las recomendaciones al pie de la letra, lamentablemente no se puede confiar ni en la policía. Había leído que se podía dejar constancia de los intentos de «irregularidades» en algo tipo «libro de quejas», pero no lo vi.
Suerte!

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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Una Respuesta

  1. Victor

    Hola… en abril voy a Tailandia y quisiera ir a conocer Angkor.. me recomiendas hacer la travesía de sacar la visa no arrive o por internet?

    Responder

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