Es la isla de la isla de la isla… Que tiene el lago en el lago.
No teman, no me volví loca, o no ahora al menos.
El norte de Sumatra tiene un lago llamado Toba, el lago volcánico más grande, se formó en teoría hace miles de años luego de la erupción del volcán Toba que cubrió de cenizas gran parte del sur asiático. Bien, en el medio de este lago está la Isla Samosir, que a su vez tiene una península de la que se desprende una mini isla, Tuk Tuk. Cachai?

image

Como ya les conté, fue una verdadera odisea llegar aquí. Pero valió la pena. Vinimos por un par de días y nos quedamos toda la semana que teníamos en Indonesia. Es que el hostel Abadi se convirtió en nuestro hogar, la isla en nuestro barrio, la cocinera en nuestra tía, la gente en nuestros vecinos. Turistas, muy pocos. En  nuestro hostel, casi ninguno.
Es abril, y es temporada de lluvias.
No hace falta tener reloj aquí, los gallos son muy puntuales, tanto a la madrugada como a la tarde. Nunca nos faltó el «trueno de las tres de la tarde», y la lluvia, por momentos torrencial, que se detiene a las once de la noche. Y si se tiene una compu o cualquier dispositivo que agarre wi fi, más fácil aún (no vale tener la hora local), la señal comienza a las 9.30 de la mañana y se detiene a las 22 hs. Pero a no quejarse que es gratis.
La clave para disfrutar y explorar la isla es conducir motocicleta. Así como reinaban las calles de Medan, abundan aquí también. Es más, no hay autos comunes, lo que tiene motor o es barco, o es moto, o es camioneta/van. Los caminos hacen que sea una opción arriesgada si uno no la tiene clara con el manejo por eso decidimos que no iba a ser el lugar para aprender a manejar. Nos conformamos con recorrerla caminado y en bici. No se puede llegar muy lejos, pero alcanza para conocer el paisaje, la gente, y los pueblos más cercanos a Tuk Tuk, Ambarita y Tomok.
Lo que más se nos complicó fue llegar a la cascada y al «lago en el lago». Me corrijo, fue imposible.
image

Nos indicaron como llegar a la casada, allí fuimos. Tuvimos que repreguntar varias veces en el camino porque las indicaciones se desvanecian ante la inexistencia de los senderos que supuestamente teníamos que encontrar. En teoría era menos de una hora, y caminamos como cuatro. Llegamos a la montaña, subimos bastante, viendo la cascada acercarse y alejarse mezquina, la escuchábamos, veíamos el arroyo, pero nuestro sendero, muy agreste y con pocos indicios de haber sido transitado recientemente por persona alguna, de repente llegó a su fin. En el medio de la montaña, con la cascada tan cerca y tan lejos, cansadas, con calor (mucho calor) y casi sin agua. Nos rendimos y volvimos sobre nuestros pasos.
El lago en el lago es un espejo de agua en lo alto de una de las montañas de la isla. Se puede llegar solamente en vehículo, y hasta es mejor hacerlo en dos días, pasando la noche en otro pueblo porque el recorrido es largo. Desde allí se puede llegar caminado algunas horas hasta una aguas termales, pero con el calor que hace no sé como eso puede motivar a alguien en estos días.
Aquí la mayoría de las personas son católicas, y eso se nota en que no hay otros templos más que iglesias católicas. Y el domingo por la mañana escuchamos los cantos aún estando lejos de ella.
image

Durante la semana e incluso los sábados los chicos van a la escuela. Lindos uniformes. Siempre nos cruzamos al horario de salida con decenas de niños y jóvenes caminando a la vera del camino o llenando (literalmente) los transportes públicos. Siempre saludándonos y demostrando sus habilidades con el inglés, «where are you from!?», «what’s your name!?», «how are you doing!?».
Fuera del horario escolar observé a los niños del lugar jugando mucho tiempo en las computadoras de los hoteles (los «cybers» del lugar), algunos locos bajitos con pelota de fútbol y la infaltable camiseta de Messi… Hasta vi un purrete en un negocio con una camiseta Argentina de Messi, pero no tenía mi cámara encima, mal.
image

La gente joven se ve sobre motocicletas todo el día. Michel, el sobrino de la cocinera/dueña del hostel me comentó que van al colegio hasta los dieciseis o diecisiete años, y luego no hay muchas más opciones. Ir a la universidad en la isla principal (Sumatra fuera del lago) es muy caro, sólo privilegio de los hijos de familias adineradas. Él aprende idiomas con los turistas, es el encargado de atraerlos al hostel desde el  ferry en Parapat (funcionó con nosotras), pero no nos inspiró demasiada confianza luego para realizar otras actividades con él (cobrando por supuesto) ya que todas las noches aparecía bastante «puesto» y nos invitaba a fiestas con marihuana y «hongos mágicos». No somos re buenas chicas por negarnos, mami?
También conocimos algunos otros más tranqui que se divertían entreteniendo a los turistas de otro hotel cantando y tocando muy bien la guitarra. Fue la noche de «salir» para nosotras!
Pero nuestra principal actividad aquí no fueron las caminatas ni andar en bici ni nadar en el lago todas las tardes. No, lo que más hicimos fue comer! Otra de las falacias de Lonely Planet era que la comida en Indonesia es horrible. A nosotras nos pareció deliciosa, o tuvimos suerte con la cocinera. Llegamos a probar todas las opciones de desayuno y cena. Para mi los días empezaron siempre con un licuado (banana o papaya), tostadas con manteca o con palta (una bomba), y algo que llamaban «muesli», y era básicamente una ensalada de frutas frescas con un poco de leche (sin cereales!). Mi top 3 de platos fue: pollo con salsa de soja, sopa de fideos (sí, suena muy simple pero era riquísima) y chap-chai, algo tipo un chop suey.
image

En mi autocrítica me faltó más contacto con la gente, pero la barrera idiomática fue muy fuerte. Los que mejor hablan inglés son los niños. Fue muy difícil hacernos entender con los adultos. Tienen en claro como cobrar los servicios o artículos que venden, pero no mucho más. Por eso no tuve mucha información local acerca de la historia del lugar o algo muy simple como qué significa la palabra «toba». «Just a name», fue la respuesta más común («sólo un nombre»!?).

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

Artículos Relacionados

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

..