Cuando salimos de Wellington el día estaba gris, frío, lloviznas aisladas… Y no era el mejor día para disfrutar de la navegación como ya les conté.
Picton nos recibió con un nublado parcial, cosa que nos esperanzó pero no contábamos con el as en la manga del clima kiwi, también te llueve con sol!
Mi hostel, The Villa, es una hermosa casa centenaria, calidamente decorada, y colorida. El ya típico hidromasaje, una máquina de gimnasio de esas con las q se puede hacer muchas cosas, bicis gratis, y una buena grilla de canales que incluía dos canales de películas.
Se pueden hacer varios treking, así que nos fuimos a Waikawa, una bahía a una hora de ahí, donde nos agarró una mini tormenta de vientos huracanados helados y lluvia. Para tranquilidad de mi familia y amigos, estaba dentro de un bar donde habíamos entrado a preguntar cómo volver, porque habíamos empezado caminata queriendo llegar a otro lugar! Como había llovido bastante nos imaginamos que el camino no iba a estar en las mejores condiciones, así que sólo volvimos al pueblo.
Con ese clima lo mejor que hice fue ver en maratón una comedia llamada «The goods: live hard, sell hard», y «El príncipe de Persia». Ahí también conocí a Edgar de España, Frazz del Reino Unido, y Maddeleine, de Suecia. Nos quedamos hablando hasta tarde de nuestros próximos planes y coincidimos en la siguiente semana.
Viajando a Nelson me acordé que en el grupo de argentinos que viven aquí de Yahoo había leído algo sobre Nelson, y resultó ser nada más y nada menos que un dato sobre un negocio que vende dulce de leche. Cuando por fin lo encontré, no tenían más en stock…


Hicimos un mini treking siguiendo el río, que nos llevó hasta un punto alto desde donde se tiene una buena vista de esta región de la isla, salió el sol un rato, y ya que alguna vez estuve en la Mitad del Mundo en Ecuador, ahí estaba en la mitad de Nueva Zelanda.


Nos hospedamos, con Sabrina, en un hostel llamado The Palace y vaya si lo fue. Esa primera noche teníamos un departamento para nosotras solas, con cocina, baño, y tv… Hasta que llegó un alemán, el viajero más raro hasta el momento, y eso que hay gente muy rara viajando. O es muy tímido y no se maneja bien con el inglés, o es un psicopata prófugo de Interpol.
Volvimos al mismo hostel después del Parque Abel Tasman y tuvimos otra habitación, pero pudimos disfrutar del wi fi desde la cama, al desayuno gratis le sumaron una merienda gratis con panes y sanguches fresquitos. Muy recomendable.
El tiempo siguió sin acompañarnos, más lluvia, más día gris. A pesar de eso, era sábado, día de mercado y feria, así que nos abastecimos de frutas y verduras frescas y baratas.
Se supone que Nelson es el rincón más soleado de Nueva Zelanda, y el lugar ideal para disfrutar un día de playa… Mala suerte la mía.

Sobre El Autor

Soy Vito. De raíz riojana y treinta y pico de años. Viví también en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires. Viajé por Nueva Zelanda, Cuba, Italia, Bolivia y otra veintena de países más. Pediatra de vocación y formación, y en los ratos que me hago entre el trabajo “serio” trato de aprender algo nuevo (tejer, cocinar, fotografiar, hablar otros idiomas, lo que sea). Amante del yoga (a.k.a. “profesora”), curiosa ayurvédica. Estudio y trabajo con la salud y la enfermedad, pero a mí lo único que me curó fue viajar. Una vez sentí que era hora de poner los pies en la tierra… y lo tomé demasiado literal, quizás.

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